sábado, 11 de abril de 2009

Poema a Atacama de José Sosa Castillo


El connotado poeta y profesor universitario, José Sosa Castillo, que ha estado en dos oportunidades en nuestra Región de Atacama, 2007 y 2008, como participante del Encuentro Internacional de Escritores de Chañaral, ha escrito inspirados y hermosos versos a nuestra tierra.

Procedente de la Provincia de Esmeralda, la más norteña de Ecuador, destaca por la calidad de sus versos y por su declamación. El poeta, de raza negra, de lo cual se siente muy orgulloso, dedica este poema, que con agrado publicamos en Presencia:


DESIERTO DE ATACAMA

A Patricia Suloaga, Omar Monroy y Pedro Serazzi



Hierve la inmensidad, chisporrotea
el fuego entre la piedra y los eriales,
y el sol crea espejismos demenciales
que hacen danzar el alma y las ideas.

Es de Chile desértica región,
es el verano austral cuando los soles
repintan la mañana de arreboles
y asumen a la tarde con pasión.

En la estación contraria, la invernal,
el clima da en el suelo y yo declaro
que el frío hace crecer al desamparo,
solo en la soledad muda y glacial.

Yo recorrí esta vasta, interminable
territorialidad llena de lumbre,
y hallé en su geografía la reciedumbre,
pueblos de voluntad indoblegable.

Esta es la tierra donde los metales
encontraron su hogar definitivo,
es el reino del cobre y el abrigo
de un vórtice de sed y de ideales.

Surgen de trecho en trecho en la llanura,
remansos de frescor, playas de magia,
oasis de ilusión, verdor y gracia,
manantiales de amor y de ternura.

A orillas de la mar surge orgullosa,
cual óptica visión del arenal,
una ciudad llamada Chañaral,
nimbada de señales portentosas.

Un faro, orientación de marineros,
destella en lo más alto, y hay en ello
un lenguaje de vida como un sello
de esta ciudad de mar y de mineros.

“Pan de azúcar”, reserva natural,
la isla con su albura y sus entornos,
y su fauna polar, ida y retorno
del océano del tiempo y su pleamar.

Si piensas penetrar buscando el agro
o algún lago de azul ceremonial,
encontrarás dormido al Tranque Austral;
despierto al corazón: Diego de Almagro.

Hay una tradición, muchas leyendas,
lo asombroso y lo audaz pueblan la historia,
y entre los sufrimientos, la victoria
canta sus optimismos por la senda.

En Caldera el milagro es cotidiano,
y una añil maravilla es Bahía Inglesa,
y la delectación y la belleza
andan por Playa El Cisne, de la mano.

Es Copiapó un ensueño y un concierto,
donde la incertidumbre no halló asilo,
y hay en su hermoso rostro un nuevo estilo
de inédita alegría en el desierto.

El Desierto Florido es un concepto
contradictorio en sí, y a su manera
se torna realidad en primavera
y nos retiene el alma en el trayecto.

Sur del desierto es valle….Vallenar,
digno solar de trino y melodías,
lugar donde reside la armonía
y emerge la esperanza verdemar.

¡Atacama, la vida y la razón
abren sus fortalezas en tus días
para sembrar de luz y poesía,
la nostalgia, la sangre, el corazón!



José Sosa Castillo