sábado, 28 de febrero de 2009

SE MATO EN EL DIA DE LOS ENAMORADOS


Se mató en el Día de los Enamorados
El 14 de febrero, Día de los Enamorados, en nuestra ciudad abundaron los regalos de rosas, de fotografías de parejas, de tarjetas con emotivos mensajes de amor, otros obsequiaron peluches, joyas, y todo aquello que con el presupuesto alcanzara para hombres y mujeres que recordaron a San Valentín. Las radios transmitían música romántica, mientras un joven, de 32 años, quizás por qué penas nuevas o antiguas, decidió quitarse la vida colgándose en una de las dependencias de la casa de su hermana en la calle Manuel Montt de nuestra ciudad.
Se trataba de Rodrigo Alejandro Zepeda Zepeda, que desde Tongoy vino hace tres años a Chañaral, en busca de mejores horizontes. Bueno para el trabajo, estuvo en todos los oficios, minero, pescador, buzo, recolector de algas y cuando lo laboral escaseaba, trabajaba en lo que fuera una actividad honesta. Incluso, estuvo un tiempo en los llamados planes de la I. Municipalidad. En todas partes demostró capacidad y esfuerzo, lo que le hacía ganarse el respeto de su jefatura.
ESPERABA UN TRABAJO
Su último trabajo fue en una empresa minera en Taltal y estaba a pocos días de iniciar un nuevo trabajo. "En general era bastante callado, muy para adentro y demasiado tranquilo. El anhelaba con su trabajo tener una propiedad, su vehículo y se había comprado las cosas necesarias en su vida de soltero", nos cuenta su tía Patricia Zepeda de Ocayo (madre de Marcelo Ocayo, funcionario del INP). "Queríamos mucho a nuestro sobrino y no dejó absolutamente ninguna carta, mensaje o señal por su determinación". Lo único que se sabía de él es que hacía bastante tiempo había terminado una relación sentimental, pero nunca hablaba de ello».
En Chañaral vivía con Irelda, una de sus dos hermanas. La otra se llama Yileine.
El 14 de febrero iban a salir en familia y como demoraba mucho, a las tres de la tarde un familiar lo encontró sin vida.
Su cuerpo fue trasladado a Tongoy, donde reside su madre, siendo sepultado con dolor y amor. Su madre, hermanas y demás familiares aun no se convencen, que su tranquilo y alegre Rodrigo, que jamás se quejó de nada sentimental o de la vida, haya tomado esa triste determinación.

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