domingo, 24 de mayo de 2009

EDITORIAL

Editorial:
Peligrosos infractores
La vida es muy valiosa y a algunas personas pareciera que no quieren medir las consecuencias de lo frágil que se torna la seguridad personal y de otras personas cuando se conduce un vehículo motorizado.
En nuestro país, en treinta años el parque automotriz ha crecido al ritmo de país desarrollado e incluso hay ciudades que han colapsado por la gran cantidad de vehículos. Las facilidades de importación, impuestos bajos –comparativamente con otros países -, por los diversos tratados de libre comercio, a lo que se suman los años de bonanza del país (ahora recién resentido por la crisis de la economía mundial), a lo que debemos sumar las facilidades para comprarlo, ya sea por buenos trabajos, o por los créditos de la banca y otras entidades financieras. Todo esto ha permitido cumplir el sueño de muchos chilenos de tener el vehículo propio. La mayoría son modelos de los últimos 10 y hasta 15 años. Los menos circulan en los vehículos "ochenteros" que se encuentran hasta por 150 mil y 200 mil pesos. Chañaral no ha estado ajeno al acceso de ese tipo de bienes, lo cual nos alegra porque las personas o las familias pueden disfrutar más de la comodidad del vehículo personal o familiar. Hacer sus diligencias, pasear localmente, ir de viaje y disfrutar de las playas en el verano especialmente.
Pero, el tener vehículo significa una responsabilidad local y nacional. Cerca de 10 accidentes de tránsito, con conductores locales o de paso por nuestra zona, ocurrieron el pasado enero en Chañaral y sus alrededores. Como consecuencia de esas situaciones hubo dos muertos y algunos heridos. A lo que se sumó otro fallecido esta primera semana de febrero. Hubo heridos de consideración, otros leves y algunos escaparon casi afortunadamente ilesos.
Esta serie de accidentes, debe llamar a la reflexión a las personas que conducen en forma temeraria o lo hacen bajo la influencia del alcohol, puesto que además del propio daño físico a que se arriesgan , de las consecuencias a terceros y las pérdidas materiales, pueden ser sancionados con castigos severos, tal como las leyes lo estipulan. Muchos a riesgo de fuertes, multas, castigo de cárcel o suspensión de licencias. Otros corren el riesgo de perder su licencia de conducir y no volver a tenerlas, entre otros casos, en los delitos cometidos bajo la influencia del alcohol. En las nuevas normas los que tienen antecedentes penales, tampoco pueden optar a renovar u obtener (nunca más), carnet para manejar vehículos motorizados. Otra de las situaciones que vale la pena consignar es que en la Ruta 5 más del 50 por ciento de los conductores, siendo casi generosos con nuestra apreciación, no respetan la velocidad máxima de 100 kilómetros por hora, y lo mismo con los adelantamientos indebidos en curvas o zonas demarcadas y algo, que hemos señalado muchas veces, dentro de la ciudad, unos pocos, la confunden con pista de carrera, especialmente en las noches de fin de semana. Es buena una reflexión y un cambio de actitud, los arrepentimientos, ya consumados los hechos, no sirven. Más aún que un acto imprudente, muchas veces, afecta a personas inocentes (Presencia).

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