Fotografías: Charros, lo que no puede faltar. La Quebrada, con los clavadistas famosos internacionalmente y apenas una parte del paisaje de Acapulco, de noche y día.
Acapulco y su mágica belleza
Pedro Serazzi
México, país tan lejano a nuestra Patria (más de 6.500 kilómetros) y tan cercano en lo afectivo. Siempre soñé con conocer cualquier ciudad de la tierra de los aztecas y el mes pasado se me presentó la oportunidad con motivo del XXVIII Encuentro Mundial de Poetas en Acapulco, pero ese tema literario, tan motivador para mí, lo quiero dejar para otra oportunidad, pues quiero contarles de ese país y su gente.
México resuena en mi corazón desde la infancia, cuando en las fiestas primaverales la juventud del barrio Bellavista se vestían de charros, o escuchaba a un alumno, de privilegiada voz, cantar los corridos en los actos matinales. Luego, la influencia del cine, con Jorge Negrete, Pedro Infante, Antonio Aguilar, Javier Solís, Miguel Aceves Mejías, Angélica María, Luis Miguel, Pedro Vargas, Juan Gabriel y tantos más; las teleseries, con la elegancia de las mexicanas, que pensaba era sólo de la TV, pudiendo comprobar que son así en la vida real. Por otra parte El Chavo, introduciéndonos en el mundo sencillo de los humildes.
Y de pronto llego un sábado por la noche a Acapulco. Las luces de una ciudad que vive, en el Aeropuerto nos recibe una mexicana, con ese tono hermoso que hablan, tiene unos 30 años, es simpática, culta. Es parte de la organización y también encargada de transportarnos a los escritores a hoteles, junto al mar. Chilenos, mongoles, una rusa y un español compartimos el viaje. Nos relata la hermosura de su ciudad, apoyada por su hija de 11 años, pero casi no son necesarias las palabras, Acapulco, aun de noche es espectacular.
Al otro día, del piso 26 del Crown Plaza, que comparto con mi hijo,Pietro, que me ha ido a ver a Acapulco, desde USA, observo por la ventana el paisaje marino y de ciudad-balneario y me digo: “¡Dios, mío, no puede ser… es demasiada belleza!”. He conocido Río de Janeiro, Punta del Este, Salvador, Bahía, Nueva York, entre otras ciudades, lugares que cautivan y estremecen el corazón, pero aquí es demasiado y se me descuelgan dos lágrimas… es que lo bello me ha conmovido demasiado.
Todo es verde, los edificios bellos, no son moles de concreto, hay formas caprichosas, armonía, colores, ornamentaciones, árboles y flores tropicales o exóticas. Ni siquiera hay recargos de afiches de marketing , ni los odiosos grafitos que afean las ciudades. Y, eso que aún no me contacto con la gente mexicana. Voy caminando y un matrimonio me pregunta: “¿Chile?”... (Respondo afirmativamente)… ¡Qué hermoso hablan ustedes y supiera usted como queremos a su país!”. Me doy cuenta que es una ventaja ser chileno en ese lugar. Nos admiran, nos quieren, son atentos con nosotros en todas partes.
Ahora bien, en Acapulco, siempre es verano. Es una ciudad que vive del turismo (aunque tiene industria, pesca y agricultura). No es una ciudad cara, para nada, mucho más barata que en Chile (exceptuando lo electrónico y parte del vestuario). Cancún, tan de moda, me contaban en tres veces más caro. Las playas de Acapulco, que son muchas, son de ensueño y de aguas tibias. Para recibir al turista tienen la infraestructura de un país desarrollado.
Esa ciudad invita al romanticismo, tiene algo especial, algo mágico, donde ni siquiera una ciudad tan maravillosa como Río ha podido competir. No por nada se han hecho 440 películas en esta ciudad y, a pesar que decayó durante algunos años, sigue siendo un lugar de estrellas de cine, topísima en el pasado, renaciendo en el presente. La luna llena, impacta en su cielo transparente y fue la inspiración de Agustín Lara (compositor), que amó y se casó con María Félix y le escribiera, en el dolor de la separación “María Bonita”, hoy el himno de la ciudad. Aquí vivieron Elizabeth Taylor y su amor, Richard Burton, Ava Gardner, Ester Wiliams, Howard Hudge, Errol Flint, Cantinflas, y el Tarzán más famoso Johnny Weissmuller, quien pidió ser sepultado en ese lugar. De los modernos, Angélica María, Luis Miguel, Ricky Martín, Armando Manzanero, Silvestre Stallone, entre otros.
Por sólo 12.500 pesos chilenos uno puede tomar un barco y hacer un tour de tres horas, con bar libre (“máximo 60 copas”, decía un letrero), con tres niveles, pista de baile con orquesta, salón de eventos, con un gran espectáculo artístico y mirando desde el mar ese paisaje maravilloso. El tour diurno, baja a unos 6.000 pesos y uno se puede extasiar con los paisajes, los peces de colores, admirar las mansiones de los famosos, mirar los transatlánticos, cientos de lanchas y yates, esquí acuático, playas, bellas mujeres y apreciar el imperdible espectáculo de los “clavadistas” de La Quebrada Acapulco, que se lanzan desde 40 o más metros, a lugares peligrosos, que nosotros conocemos como “caletones”.
Los mexicanos son amables, simpáticos, conversadores, sencillos y muy querendones de su tierra mexicana, el ¡Viva México!, aflora en cualquier momento.
En el hotel, en el barco, en los restaurantes, nos remecían con más emociones todavía, cuando los charros, tocando violines, trompetas, guitarras y guitarrones y con buenos cantantes, que interpretaban las mejores rancheras y boleros, para suspirar de amor o de recuerdos…En suma, valió la pena ir tan lejos para vivir tan inolvidables emociones.
Acapulco y su mágica belleza
Pedro Serazzi
México, país tan lejano a nuestra Patria (más de 6.500 kilómetros) y tan cercano en lo afectivo. Siempre soñé con conocer cualquier ciudad de la tierra de los aztecas y el mes pasado se me presentó la oportunidad con motivo del XXVIII Encuentro Mundial de Poetas en Acapulco, pero ese tema literario, tan motivador para mí, lo quiero dejar para otra oportunidad, pues quiero contarles de ese país y su gente.
México resuena en mi corazón desde la infancia, cuando en las fiestas primaverales la juventud del barrio Bellavista se vestían de charros, o escuchaba a un alumno, de privilegiada voz, cantar los corridos en los actos matinales. Luego, la influencia del cine, con Jorge Negrete, Pedro Infante, Antonio Aguilar, Javier Solís, Miguel Aceves Mejías, Angélica María, Luis Miguel, Pedro Vargas, Juan Gabriel y tantos más; las teleseries, con la elegancia de las mexicanas, que pensaba era sólo de la TV, pudiendo comprobar que son así en la vida real. Por otra parte El Chavo, introduciéndonos en el mundo sencillo de los humildes.
Y de pronto llego un sábado por la noche a Acapulco. Las luces de una ciudad que vive, en el Aeropuerto nos recibe una mexicana, con ese tono hermoso que hablan, tiene unos 30 años, es simpática, culta. Es parte de la organización y también encargada de transportarnos a los escritores a hoteles, junto al mar. Chilenos, mongoles, una rusa y un español compartimos el viaje. Nos relata la hermosura de su ciudad, apoyada por su hija de 11 años, pero casi no son necesarias las palabras, Acapulco, aun de noche es espectacular.
Al otro día, del piso 26 del Crown Plaza, que comparto con mi hijo,Pietro, que me ha ido a ver a Acapulco, desde USA, observo por la ventana el paisaje marino y de ciudad-balneario y me digo: “¡Dios, mío, no puede ser… es demasiada belleza!”. He conocido Río de Janeiro, Punta del Este, Salvador, Bahía, Nueva York, entre otras ciudades, lugares que cautivan y estremecen el corazón, pero aquí es demasiado y se me descuelgan dos lágrimas… es que lo bello me ha conmovido demasiado.
Todo es verde, los edificios bellos, no son moles de concreto, hay formas caprichosas, armonía, colores, ornamentaciones, árboles y flores tropicales o exóticas. Ni siquiera hay recargos de afiches de marketing , ni los odiosos grafitos que afean las ciudades. Y, eso que aún no me contacto con la gente mexicana. Voy caminando y un matrimonio me pregunta: “¿Chile?”... (Respondo afirmativamente)… ¡Qué hermoso hablan ustedes y supiera usted como queremos a su país!”. Me doy cuenta que es una ventaja ser chileno en ese lugar. Nos admiran, nos quieren, son atentos con nosotros en todas partes.
Ahora bien, en Acapulco, siempre es verano. Es una ciudad que vive del turismo (aunque tiene industria, pesca y agricultura). No es una ciudad cara, para nada, mucho más barata que en Chile (exceptuando lo electrónico y parte del vestuario). Cancún, tan de moda, me contaban en tres veces más caro. Las playas de Acapulco, que son muchas, son de ensueño y de aguas tibias. Para recibir al turista tienen la infraestructura de un país desarrollado.
Esa ciudad invita al romanticismo, tiene algo especial, algo mágico, donde ni siquiera una ciudad tan maravillosa como Río ha podido competir. No por nada se han hecho 440 películas en esta ciudad y, a pesar que decayó durante algunos años, sigue siendo un lugar de estrellas de cine, topísima en el pasado, renaciendo en el presente. La luna llena, impacta en su cielo transparente y fue la inspiración de Agustín Lara (compositor), que amó y se casó con María Félix y le escribiera, en el dolor de la separación “María Bonita”, hoy el himno de la ciudad. Aquí vivieron Elizabeth Taylor y su amor, Richard Burton, Ava Gardner, Ester Wiliams, Howard Hudge, Errol Flint, Cantinflas, y el Tarzán más famoso Johnny Weissmuller, quien pidió ser sepultado en ese lugar. De los modernos, Angélica María, Luis Miguel, Ricky Martín, Armando Manzanero, Silvestre Stallone, entre otros.
Por sólo 12.500 pesos chilenos uno puede tomar un barco y hacer un tour de tres horas, con bar libre (“máximo 60 copas”, decía un letrero), con tres niveles, pista de baile con orquesta, salón de eventos, con un gran espectáculo artístico y mirando desde el mar ese paisaje maravilloso. El tour diurno, baja a unos 6.000 pesos y uno se puede extasiar con los paisajes, los peces de colores, admirar las mansiones de los famosos, mirar los transatlánticos, cientos de lanchas y yates, esquí acuático, playas, bellas mujeres y apreciar el imperdible espectáculo de los “clavadistas” de La Quebrada Acapulco, que se lanzan desde 40 o más metros, a lugares peligrosos, que nosotros conocemos como “caletones”.
Los mexicanos son amables, simpáticos, conversadores, sencillos y muy querendones de su tierra mexicana, el ¡Viva México!, aflora en cualquier momento.
En el hotel, en el barco, en los restaurantes, nos remecían con más emociones todavía, cuando los charros, tocando violines, trompetas, guitarras y guitarrones y con buenos cantantes, que interpretaban las mejores rancheras y boleros, para suspirar de amor o de recuerdos…En suma, valió la pena ir tan lejos para vivir tan inolvidables emociones.
Mi querido he inolvidable compañero (de mesa (en el restaurante) aunque alguna vez compartimos el pan y la sal tu prescencia de alma gemela en tu persona nos trajo, en tus ojos entrecerrados y sonrisa franca, el cariño y la fraternidad Chilena con la cual compartimos y nos gozamos con tu amable prescencia, muchas gracias por tan enfaticas opiniones sobre mi país y mi bello puerto de Acapulco, no me hago ilusiones de que me recuerdes pero te voy a dar datos, soy el poeta que no quiere tener "ALAS" el que no quiere volar a los cielos donde vuelan los poetas y sus sueños hacen realidades, el que quiere tener los pies bien plantados en el piso y luchar pacificamente por la libertad.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso para ti y los hermanos Chilenos,de mi parte.
Ricardo Ducoing L.
Ricardo, como no me voy a recordar, si compartimos tantas veces nuestra amistad, donde me contabas que te habías retirado de los negocios y haciendo lo tuyo, escribiendo. También he leído tu libro,que gentilmente me obsequiaste. Es que Acapulco, quedó en mi corazón, como la amistad de ustedes los es escritores y aristas mexicanos.
ResponderEliminarPedro Serazzi
El siguiente comentario sobre este artículo, fue recepcionado por parte del Premio Nóbel de la Paz y poeta, doctor Ernesto Kahan, a quien la agradecemos su deferencia:
ResponderEliminarEstimado amigo Serazzi
Muchas gracias por el delicioso artículo que también expresa mis sentimientos sobre Acapulco. Su lenguaje es mi preferido
Un fuerte abrazo
Ernesto Kahan
Querido Pedro:
ResponderEliminarLei tu artìculo con gran emociòn. Gracias por expresar tu cariño para Mexico, nuestra gente y para ese paraìso, mi terruño... Acapulco.
Gracias por haber participado y hacer el XXVIII Congreso Mundial de Poetas, inolvidable y maravilloso.
Acapulco guardarà por siempre sus versos entre el rumor de sus olas... y su poesia, en sus nostàlgicos atardeceres.
Un abrazo inmenso a nuestros hermanos chilenos, especialmente para ti.
con cariño,
Patricia Garza Soberanis
(Acapulco, Mexico)