domingo, 30 de agosto de 2009

ARTICULO DE PROFESORA MERY ODETTE SCHAMPKE

AL FEDERICO VARELA
Mery Odette Schampke G.
 
Hoy, tuve la suerte de recorrer nuestro viejo liceo con una mirada distinta; sí, la misma mirada de quienes probablemente tendrán la misión de demoler y construir el nuevo liceo para Chañaral. Me decía el representante del MOP que doce empresas compraron las bases de la licitación. El proyecto contempla una inversión de $6.343.941.190 y para este día, 24 de agosto, cuando redacto este tema, estaba contemplada la visita a terreno por parte de las entidades interesadas en la adjudicación de la propuesta. A lo menos seis concurrieron, por lo tanto y, a juicio del fiscalizador, esto asegura que los plazos se cumplirán inexorablemente y que el fin de nuestro ya cincuentón establecimiento se acerca. 
Mientras caminábamos por los pasillos y entre expresiones técnicas de los ingenieros, era difícil para mí desconectarme de los recuerdos. Al fin y al cabo soy parte de esa generación que se formó en sus salas aun jóvenes, una de las tantas generaciones que atesora los mejores momentos de su infancia y juventud en los patios de la Escuela Consolidada de Experimentación. Allí aprendí a descubrir que después de Chañaral y sus playas había otro mundo y dibujé banderitas en un cuaderno grande con hojas verdes; aprendí a deletrear mis primeras palabras y luego a transformarlas en frases, en oraciones y en versos hasta descubrir la belleza detrás de una poesía…Al lado de un pizarrón aún llora la niña que fui porque la profesora la condenó a mirar la pared toda la tarde. Sólo había que responder al “¿6 x 6?” para que no te dijeran burra. Era la sala 18 justo al lado decían que se aparecían los duendes…nadie iba por esos lados; era el tiempo en que nos daban una caja de leche en polvo a la que le hacíamos un orificio y luego la reventábamos dejando la cara de algún compañero completamente blanca…
La escuelita de la infancia se transformó hasta convertirse en Liceo y junto con él la llegada de los primeros pedagogos que nos mostraron que era posible, si queríamos, llegar a la universidad… Grandes y aún respetados maestros que poblaron nuestras mentes de sueños y metas, hombres y mujeres que sembraron sus mejores semillas en nuestros corazones. No sé en qué momento cambiamos el “Señor” o “Señorita” por “Profe”, no sé cuándo los pasillos se congelaron y la campana se transformó en una bruja…Pero hoy, caminando con quienes probablemente demolerán las paredes en las que he pasado la mayor parte de mi vida, me he reencontrado con el que ha sido mi segundo hogar y, muchas veces, el único que tuve; la nostalgia y el cariño afloran y humedecen los ojos, un ligero temblor me estremece el alma al recordar las risas de tantos rostros queridos…Cuando caigan sus muros caerá también parte de nuestra historia, de nuestro ser chañaralinos, de nuestro ser familias porque la mayoría de los que hoy caminamos por estas calles, corrimos alguna vez por sus pasillos, conocimos el primer amor, nos descubrimos como seres inteligentes, nos dolimos con alguna nota o, sencillamente, encontramos a los amigos y amigas con los que hoy transitamos hacia la vejez. Nuestro querido Federico Varela ha terminado la tarea y aunque se acerca el momento de levantar nuevas aulas para albergar a las generaciones venideras, él, quedará allí, en la mochila de nuestros sueños, en la pizarra casi repleta de nuestras vidas.
 El próximo 1° de septiembre nuestro establecimiento celebra su último cumpleaños con ese traje viejo que hemos ido agrandando según crecía…Con sus éxitos y sus fracasos, nos deja recuerdos inolvidables: el teatro, la estudiantina, las kermeses, los excelentes grupos de aeróbica, los aniversarios, los estress de la PAA y luego de la PSU, los actos en el patio y más de algún chascarro, los panes con papas, los muros emblemáticos y las saltadas por los muros, la salvada en el desayuno, los rincones piolas, las expo de la profe Elba…tanto de que alegrarnos al final de la jornada… Pero también nos llena de esperanzas de verlo renacer pleno de juventud, entusiasmo y energía soñadora ante los nuevos tiempos. ¡Feliz Aniversario querido liceo!

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