sábado, 5 de diciembre de 2009

MISTERIOSA MUJER EN EL MAR



LAS COSAS DE LA VIDA


LA MISTERIOSA MUJER DEL MAR


Por Pedro Serazzi


Cuando pienso en los años 40 y 50 lo hago en blanco y negro, tal vez por la fuerte marca del cine y fotografías de la época donde reinaban esos colores y tal vez esta evocación tenga esos matices y cuya historia escuchaba en mi infancia chañaralina .
Esto sucedió cuando mi madre, una bella joven de 26 años, junto mi padre, que era un hombre alto, delgado y atractivo, al que sus amigos comparaban con Errol Flynt (un actor de esos años), paseaban por la playa de Chañaral, que no era la tan alejada del centro de la ciudad, como hoy, por causa del embancamiento de la bahía. En esos años la hermosa playa estaba situada frente a la parte posterior de la actual I. Municipalidad, tras la calle Merino Jarpa. Mi padre, Gastón Serazzi y Digna Ahumada, estaban radicados en la Hacienda «Buena Esperanza» en Vallenar, donde era director de la Escuela y habían regresado a Chañaral por las vacaciones del verano. Enamorados como jóvenes, con pocos años de matrimonio, tomados de la mano y sintiendo la encantadora brisa del mar, caminaban entre el canto de los pájaros y los "pilotitos" o "polluelos", cerca de sus pies, pequeñas aves que vuelan en escuadrillas como los aviones.
Mi madre, aun recuerda que era un día bello del verano, donde una suave brisa encumbraba sus cabellos, todo era mágico y eran los únicos caminantes en el hermoso lugar. Repentinamente el hechizo acabó, vieron una mujer estática, tal vez herida o muerta en la orilla del mar, a pocos metros de ellos. Se acercaron, por si algo se podía hacer, pero estaba muerta por inmersión o quizás por qué causa extraña. Poco les costó apreciar que se trataba a primera vista de una extranjera, por sus características, de larga cabellera rubia, ojos azules, además muy bella, de colorido traje de baño con una marca internacional. Era del tipo caucásico y el cuerpo de la infortunada mujer no tenía ninguna señal de depredación y estaba tan intacta como si llevara pocas horas muerta.
Se interrumpió su paseo en el mar, avisaron del hallazgo, luego marinos y policía efectuaron el procedimiento de rigor con las limitaciones que había hace más de medio siglo y comenzaron la investigación y en mérito a los recuerdos que existen, se dice que nadie pudo dilucidar su identidad, ni de qué lugar apareció. Sólo las conjeturas propias sobre la misteriosa mujer del mar. Tal vez fue lanzada desde un barco de pasajeros, mar afuera, en momentos que nadie lo advirtió. Pero, ¿nadie dio cuenta?, ¿por qué en traje de baño?, ¿espionaje? ¿pasiones de amor?, ¿suicidio?
Nadie la reclamó y luego de estar en la fría mesa de cemento de la morgue, de la autopsia correspondiente, la única presunción era que su nacionalidad era extranjera, que se trataba de alguien de buen nivel social por su caro traje de baño y por dos aros muy hermosos que aún llevaba. Fue sepultada en una sencilla tumba de tierra, era la mujer sin nombre, la mujer que no pudieron llorar sus parientes, que tal vez la imaginaron ingrata y con otra vida en algún lugar del mundo… No tuvo nadie que la pudiera sentir o llorar y no tuvo más compañía que el sepulturero, que pidió prestada una flor a otro fallecido, para depositarla en una rústica cruz de madera, donde escribió dos letras tristes: N.N.

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